Tribulaciones de un alcohólico con mala leche

viernes, octubre 13, 2006

Visiones malignas. El laberinto del fauno

Guillermo del Toro escribe, produce y dirige El laberinto del fauno, que retrocede al año 1944 y sigue a un destacamento del ejército franquista que trata de extinguir los últimos vestigios del bando republicano que se encuentran agazapados en el monte. Al asentamiento del bando nacional llegan Carmen (Ariadna Gil) y su hija, una niña de 13 años llamada Ofelia (Ivana Baquero), que llegan para reunirse con el capitán Vidal (Sergi López), que espera impaciente el nacimiento del bebé que lleva en el vientre una debilitada y enferma Carmen.



A partir de ese planteamiento, el argumento se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado se relata el crudo enfrentamiento entre los nacionales, liderados por un malvado y despótico capitán Vidal, y los maquis, que forman un minúsculo número de combatientes del ejército republicano que malviven escondidos y continúan luchando sin ninguna esperanza en una guerra ya perdida, y que cuentan con la ayuda clandestina de una infiltrada Mercedes (Maribel Verdú), que es la encargada de los demás miembros del servicio de los nacionales.

Por otro lado la otra historia sumerge a Ofelia en un mundo de ficción a través de unas hadas que la guían a un laberinto donde conoce a un fauno que le revela que ella en realidad es una princesa que pertenece al mundo subterráneo, y le promete hacerla regresar a su mundo con la condición de superar tres pruebas antes del siguiente plenilunio. Cada una de las pruebas será más complicada que la anterior y Ofelia deberá concentrar toda su valentía y audacia para continuar hacia delante.

Todos los actores realizan una labor estupenda, desde la joven Ivana Baquero, que encarna la ilusión y la inocencia representada en una niña, hasta Sergi López, al que le toca el malo de la película y compone un personaje lleno de odio y crueldad que resulta detestable. Maribel Verdú demuestra que cuando le ofrecen un buen papel sabe estar a la altura, y Alex Angulo en su interpretación de un médico fiel a sus ideales. Ariadna Gil está simplemente correcta en un papel que podría haber dado más de sí.

La dirección de Guillermo del Toro resulta excelente y consigue una ambientación sombría y onírica para cada uno de los universos representados en el filme. Emplea planos muy estudiados y en las escenas del mundo de fantasía a veces sorprende con una colocación de la cámara que resulta muy original, lo que dota de entidad propia a las secuencias protagonizadas por la niña. Algunas de las escenas son muy duras y desagradables, lo que definitivamente convierte a la película en no apta para el público infantil.

El inicio es un tanto irregular, ya que la historia de la guerra concentra mayor interés que la historia fantástica, pero a medida que avanza el metraje la fábula va cobrando importancia hasta deparar los momentos más emocionantes que consiguen pegar al espectador a su butaca. El tono general es sombrío, tanto para el mundo real como para el de fantasía; a mi juicio ambos mundos están correctamente entrelazados y se superponen uno sobre el otro, aunque a mis acompañantes en la sala de cine les chirrió la alternancia de dos historias tan distintas entre sí.

El laberinto del fauno es un proyecto muy ambicioso con una arriesgada conjugación de argumentos del que podrían haber salido muy mal parados y sin embargo se constituye como una historia preciosa que logra apresar y conmover al espectador y que recrea una atmósfera que te transporta a otro tiempo y a otro lugar. Es una película especial, un hallazgo que desborda una magia y sensibilidad únicas capaz de erizar la piel a lo largo de su metraje. Es uno de esos amigos a los que acudir cuando te encuentras en horas bajas o esa canción a la que recurres cuando necesitas aislarte del mundo y sentir en soledad que no todo está perdido.

martes, octubre 03, 2006

Acordes malignos. Festival Ebrovisión 2006

Por fin llegó el 22 de septiembre que abría la nueva edición del Festival de Ebrovisión, así que viajamos hasta Miranda de Ebro dispuestos a disfrutar durante el fin de semana con Ocean Colour Scene y The Posies como cabezas de cartel, con la antigua fábrica de tornillos como testigo.

El Viernes únicamente asistimos a la actuación de Ocean Colour Scene. Era la primera vez que les veíamos en vivo, y ofrecieron un sólido recital del que salimos extasiados y maravillados. Los británicos mostraron brillantez, contudencia y sensibilidad, los tres aspectos que posiblemente mejor les definen.



A lo largo de algo más de una hora, la banda británica desplegó un impecable sonido, basado en el torrente de voz de Simon Fowler, las sacudidas eléctricas de Steve Cradock, y la enérgica batería de Oscar Harrison. Los tres miembros oficiales del grupo acudieron acompañados de un cuarto miembro que alternaba el órgano con la guitarra. Es destacable que durante un par de temas se alinearon hasta 3 guitarras acústicas sobre el escenario.

La actuación se basó en sus primeros discos, prácticamente ignoraron sus últimas entregas discográficas. El recital comenzó con ‘Hundred mile high city’, que también abre el magnífico disco ‘Marchin’ already’, del que también tocaron la marchosa ‘Travellers tune’, una emocionante ‘Better day’ y nos apabullaron con una tremenda y brutal ‘Get blown away’, que cabalgaba sobre un lento y continuo increscendo que iba cobrando intensidad hasta explotar en un clímax sobrecogedor; indudablemente ha sido la canción del festival.

No olvidaron su mejor disco ‘Moseley shoals’, que abordaron a través de ‘It’s my shadow’, las preciosas ‘The circle’ y ‘The day we caught the train’, y nos pusieron la carne de gallina cuando empezó a sonar el riff de guitarra de ‘Riverboat song’. Concluyeron el concierto con una potente versión del ‘Day Tripper’ de los Beatles que dejó a todo el público con ganas de más, aunque los ingleses no cedieron a las entusiastas peticiones de bis y no volvieron a pisar el escenario.

Tras finalizar los últimos conciertos acudimos a la Discoteca Orosco, donde se había programado una sesión de DJ Amable, el afamado pinchadiscos residente de la sala Razzmatazz de Poble Nou, Barcelona. No destacó por la originalidad de los temas pinchados, como Pulp, Pixies o Cornershop, sino por la increíble asociación de sonidos que fundían magistralmente una canción con otra. En la sala vimos a los miembros de Ocean Colour Scene y no nos resistimos a hacernos una foto con Simon Fowler.



Al día siguiente pudimos disfrutar de la jornada completa del festival. A primera hora de la noche comenzó a sonar El Columpio Asesino, quienes mostraron una actitud sobria y desplegaron un sonido autoritario y contundente. Obtienen sus mejores resultados en aquellos temas interpretados por el batería, como en la cruda y rabiosa ‘Edad legal’ y pierden interés cuando amansan y enfrían su sonido.

El sonido del grupo navarro se sustenta en su base rítmica, donde un bajo con ecos del 'Peter Gunn' de Henry Mancini culebrea y se desliza a través de una enérgica y hostil batería. Sobre ese armazón rítmico las guitarras sacuden latigazos que dan forma a una propuesta que comparte lugares comunes con Jesus and Mary Chain o los primeros Pixies, y que resulta necesaria hoy en día por su inquietud y valentía.

Sexy Sadie fueron los siguientes que aparecieron en escena, y se volcaron en la presentación de su último trabajo ‘Translate’, a pesar de la reciente noticia de su próxima separación. Esto provocó la decepción del público, que esperaba un repaso a toda su discografía a modo de despedida. La desilusión fue aún mayor a medida que avanzaba el concierto y los mallorquines evidenciaban una falta de intensidad y compromiso que devaluó definitivamente su actuación. La entrega del vocalista y líder Jaime García Soriano, fue insuficiente para un grupo que no logró conectar con el público ni transmitir magia a su actuación.

De su aclamado ‘It’s beautiful it’s love’ tan solo rescataron ‘You know that’s the way I like it’, que comenzó muy suave y fue adquiriendo fuerza a medida que avanzaba. Resulta justo destacar que se marcaron una formidable versión del ‘Sugar Kane’ de Sonic Youth, que en los últimos compases del tema emulaba sin ningún complejo toda la fiereza ruidosa de la banda neoyorquina.

Lori Meyers hizo su aparición ante la mayor cantidad de público congregado durante los dos días del festival; en ese sentido fueron los indiscutibles triunfadores del Ebrovisión. Como viene siendo habitual abrieron su actuación con ’Hostal Pimodán’, la canción que abre su disco homónimo. Durante el primer tercio de la actuación tuvieron cabida los temas que más les emparentan con el pop español de los 60, como ‘El aprendiz’ o ‘En sus nuevos zapatos’, que se concentraron en exceso y perdieron algo de interés.



La formación granadina se rehizo y con los primeros acordes de ‘La mujer esponja’ volvieron a levantar al público. Con el inicio de ‘Ham’a’cuckoo’ dio comienzo la parte más guitarrera de la actuación, a la que se unió la potente “De superheroes”. Y para finalizar, regresaron del obligado bis con una celebradísima “Viaje de estudios”.

Los nuevos miembros del grupo se han adaptado totalmente a la banda, y ofrecen un sonido compacto y firme en unas composiciones que unifican el pop más tradicional con propuestas más contemporáneas, lo que convierte a Lori Meyers en una de las bandas más interesantes del limitado panorama musical español.

Finalmente saltaron a escena The Posies, en forma de cuarteto con Ken Stringfellow y John Auer a las guitarras y voces, acompañados de bajo y batería. Los de Seattle comenzaron su actuación con toda la potencia de ‘Daily mutilation’, a la que siguió la increíble ‘Ontario’ que dio paso a mi predilecta ‘Please returnt it’, todas pertenecientes a su álbum ‘Amazing disgrace’. Este espectacular comienzo supuso toda una declaración de intenciones de lo que iba a ser su actuación, en una puesta en escena frenética con Stringfellow sin parar de moverse, escupir y saltar.

Fueron disparando sus misiles a toda velocidad, soltaron toda su rabia en ‘Everybodys is a fucking liar’ y todo su ímpetu en ‘Somehow everything’. El recital hallaba cierta pausa en los temas pertenecientes a su último disco ‘Every kind of light’ pero volvía a su naturaleza violenta con la descarga de la trilogía de canciones que abren ‘Frosting on the beater’ capitaneadas por una ‘Solar sister’ sencillamente genial.



Finalizaron el concierto con la preciosa ‘You are the beautiful one’, que alargaron y sobre cuya base rítmica los dos líderes del grupo comenzaron a cantar fragmentos del ’Bohemian Rapsody’ de Queen, del ‘Wonderwall’ de Oasis o del ‘Undone-The sweater song’ de Weezer, logrando el momento más divertido de la noche. En definitiva, fabuloso concierto de The Posies que nos atizaron una actuación de las que se recuerdan durante años.

Tras la actuación de Mendetz se dio por finalizada la edición del Ebrovisión 2006, un festival al que resulta un placer acudir, en el que no existen grandes aglomeraciones, se puede disfrutar de las actuaciones sin dejarse la vista en el empeño y se disfruta de un sonido que merece un comentario aparte. Y es que resulta sorprendente la limpieza y nitidez del sonido de la antigua fábrica de tornillos, que nada tiene que envidiar y en muchas casos supera al ofrecido por la salas madrileñas, sobre todo desde la triste desaparición de la sala Aqualung.

Mientras este Festival continúe con sus modestas pretensiones, sin masificaciones ni caos organizativos, y siga ofreciendo un nivel de calidad parejo al de las dos últimas ediciones, tengo la impresión de que volveremos a repetir la experiencia cada año.