Visiones malignas. El laberinto del fauno
Guillermo del Toro escribe, produce y dirige El laberinto del fauno, que retrocede al año 1944 y sigue a un destacamento del ejército franquista que trata de extinguir los últimos vestigios del bando republicano que se encuentran agazapados en el monte. Al asentamiento del bando nacional llegan Carmen (Ariadna Gil) y su hija, una niña de 13 años llamada Ofelia (Ivana Baquero), que llegan para reunirse con el capitán Vidal (Sergi López), que espera impaciente el nacimiento del bebé que lleva en el vientre una debilitada y enferma Carmen.
A partir de ese planteamiento, el argumento se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado se relata el crudo enfrentamiento entre los nacionales, liderados por un malvado y despótico capitán Vidal, y los maquis, que forman un minúsculo número de combatientes del ejército republicano que malviven escondidos y continúan luchando sin ninguna esperanza en una guerra ya perdida, y que cuentan con la ayuda clandestina de una infiltrada Mercedes (Maribel Verdú), que es la encargada de los demás miembros del servicio de los nacionales.
Por otro lado la otra historia sumerge a Ofelia en un mundo de ficción a través de unas hadas que la guían a un laberinto donde conoce a un fauno que le revela que ella en realidad es una princesa que pertenece al mundo subterráneo, y le promete hacerla regresar a su mundo con la condición de superar tres pruebas antes del siguiente plenilunio. Cada una de las pruebas será más complicada que la anterior y Ofelia deberá concentrar toda su valentía y audacia para continuar hacia delante.
Todos los actores realizan una labor estupenda, desde la joven Ivana Baquero, que encarna la ilusión y la inocencia representada en una niña, hasta Sergi López, al que le toca el malo de la película y compone un personaje lleno de odio y crueldad que resulta detestable. Maribel Verdú demuestra que cuando le ofrecen un buen papel sabe estar a la altura, y Alex Angulo en su interpretación de un médico fiel a sus ideales. Ariadna Gil está simplemente correcta en un papel que podría haber dado más de sí.
La dirección de Guillermo del Toro resulta excelente y consigue una ambientación sombría y onírica para cada uno de los universos representados en el filme. Emplea planos muy estudiados y en las escenas del mundo de fantasía a veces sorprende con una colocación de la cámara que resulta muy original, lo que dota de entidad propia a las secuencias protagonizadas por la niña. Algunas de las escenas son muy duras y desagradables, lo que definitivamente convierte a la película en no apta para el público infantil.
El inicio es un tanto irregular, ya que la historia de la guerra concentra mayor interés que la historia fantástica, pero a medida que avanza el metraje la fábula va cobrando importancia hasta deparar los momentos más emocionantes que consiguen pegar al espectador a su butaca. El tono general es sombrío, tanto para el mundo real como para el de fantasía; a mi juicio ambos mundos están correctamente entrelazados y se superponen uno sobre el otro, aunque a mis acompañantes en la sala de cine les chirrió la alternancia de dos historias tan distintas entre sí.
El laberinto del fauno es un proyecto muy ambicioso con una arriesgada conjugación de argumentos del que podrían haber salido muy mal parados y sin embargo se constituye como una historia preciosa que logra apresar y conmover al espectador y que recrea una atmósfera que te transporta a otro tiempo y a otro lugar. Es una película especial, un hallazgo que desborda una magia y sensibilidad únicas capaz de erizar la piel a lo largo de su metraje. Es uno de esos amigos a los que acudir cuando te encuentras en horas bajas o esa canción a la que recurres cuando necesitas aislarte del mundo y sentir en soledad que no todo está perdido.
A partir de ese planteamiento, el argumento se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado se relata el crudo enfrentamiento entre los nacionales, liderados por un malvado y despótico capitán Vidal, y los maquis, que forman un minúsculo número de combatientes del ejército republicano que malviven escondidos y continúan luchando sin ninguna esperanza en una guerra ya perdida, y que cuentan con la ayuda clandestina de una infiltrada Mercedes (Maribel Verdú), que es la encargada de los demás miembros del servicio de los nacionales.
Por otro lado la otra historia sumerge a Ofelia en un mundo de ficción a través de unas hadas que la guían a un laberinto donde conoce a un fauno que le revela que ella en realidad es una princesa que pertenece al mundo subterráneo, y le promete hacerla regresar a su mundo con la condición de superar tres pruebas antes del siguiente plenilunio. Cada una de las pruebas será más complicada que la anterior y Ofelia deberá concentrar toda su valentía y audacia para continuar hacia delante.
Todos los actores realizan una labor estupenda, desde la joven Ivana Baquero, que encarna la ilusión y la inocencia representada en una niña, hasta Sergi López, al que le toca el malo de la película y compone un personaje lleno de odio y crueldad que resulta detestable. Maribel Verdú demuestra que cuando le ofrecen un buen papel sabe estar a la altura, y Alex Angulo en su interpretación de un médico fiel a sus ideales. Ariadna Gil está simplemente correcta en un papel que podría haber dado más de sí.
La dirección de Guillermo del Toro resulta excelente y consigue una ambientación sombría y onírica para cada uno de los universos representados en el filme. Emplea planos muy estudiados y en las escenas del mundo de fantasía a veces sorprende con una colocación de la cámara que resulta muy original, lo que dota de entidad propia a las secuencias protagonizadas por la niña. Algunas de las escenas son muy duras y desagradables, lo que definitivamente convierte a la película en no apta para el público infantil.
El inicio es un tanto irregular, ya que la historia de la guerra concentra mayor interés que la historia fantástica, pero a medida que avanza el metraje la fábula va cobrando importancia hasta deparar los momentos más emocionantes que consiguen pegar al espectador a su butaca. El tono general es sombrío, tanto para el mundo real como para el de fantasía; a mi juicio ambos mundos están correctamente entrelazados y se superponen uno sobre el otro, aunque a mis acompañantes en la sala de cine les chirrió la alternancia de dos historias tan distintas entre sí.
El laberinto del fauno es un proyecto muy ambicioso con una arriesgada conjugación de argumentos del que podrían haber salido muy mal parados y sin embargo se constituye como una historia preciosa que logra apresar y conmover al espectador y que recrea una atmósfera que te transporta a otro tiempo y a otro lugar. Es una película especial, un hallazgo que desborda una magia y sensibilidad únicas capaz de erizar la piel a lo largo de su metraje. Es uno de esos amigos a los que acudir cuando te encuentras en horas bajas o esa canción a la que recurres cuando necesitas aislarte del mundo y sentir en soledad que no todo está perdido.