Tribulaciones de un alcohólico con mala leche

miércoles, junio 03, 2009

Acordes Malignos. Festival Territorios Sevilla 2009 (29 de Mayo de 2009)

El Festival Territorios Sevilla tenía en su duodécima edición una jornada especialmente dedicada al rock, con un cartel donde destacaban Wilco y The Jayhawks. De este modo nos acercamos al Monasterio de La Cartuja muy ilusionados ante lo que nos esperaba en los tres escenarios, ubicados en distintos patios del monasterio, y que funcionaron a la perfección dada la acústica más que aceptable unida a la belleza del emplazamiento.

Comenzamos la jornada con el extraño y salvaje rock de Akron/Family, una formación nada tradicional que nos divirtió con sus sonidos tribales y su extravagante puesta en acción.

También nos acercamos a ver a The Right Ons, una banda madrileña que despliega un rock garagero con gran potencia en el escenario y que nos demostraron que pueden ser una apuesta firme dentro del escaso relevo generacional patrio.

Wilco se presentó en escena al completo excepto Jeff Tweedy, que apareció unos instantes después y se enfundó su guitarra para comenzar con el tema Wilco (the song) de su nuevo disco Wilco (the album), que se publicará el 30 de junio aunque ya está disponible en la red. También estrenaron la preciosa One wing, la más experimental Bull Black Nova, que despliega todas sus posibilidades en directo (ciertos pasajes me recordaron a la genial Spiders) y You never know, una de las más alegres de toda la carrera del grupo de Chicago.

La banda, que empezó un pelín fría, poco a poco se fue entonando y cuando empezaron los primeros acordes de At least that’s what you said se entregaron totalmente con una interpretación magistral. Los allí presentes, que abarrotábamos el patio, empezamos a ovacionar entusiasmados cada canción.

Poco a poco nos fueron deleitando con temas de su discografía, especialmente del álbum Yankee hotel foxtrot (desgraciadamente no se detuvieron en el Being there), con una contundencia y sincronía en todos sus miembros difícil de creer. Además de la entrega de Tweedy, es muy destacable el extraordinario guitarrista Nels Cline y su capacidad de rasgar esos sonidos tan convulsos y electrizantes. La fuerza de la banda la imprime el batería Glen Kotche, una auténtica máquina de precisión, que logró mantener durante casi todo el concierto todos sus platos en movimiento, y que nos deleitó subiéndose con un pié en uno de los timbales y otro pié en la silla, y dejándose caer pisando a la vez bombo y platos dió comienzo a un nuevo tema.

Finalmente la banda se despidió con Spiders (Kidsmoke) que fue una especie de sesión de hipnosis colectiva que finalizaba cada vez que Tweedy y los suyos rompían la canción a base de guitarrazos.

Era la segunda vez que tenía la oportunidad de ver a Wilco en directo tras su grandioso concierto en Aqualung en marzo de 2005 y aunque iba con un pequeño temor a la decepción, volvieron a dar una lección magistral sobre el escenario. No sé exactamente donde ubicar a Wilco en el panorama musical actual, pero sí sé que tendrían una categoría exclusiva para ellos. Han vuelto a demostrar que manejan un repertorio tremendo de temazos que en determinados momentos pasan de la precisión milimétrica a la súbita deconstrucción para volver a su esencia original un instante después. Un espectáculo.

Cuando The Jayhawks salieron a escena la mayoría del público había ido al escenario donde iban a tocar Lori Meyers, así que pudimos disfrutar en las primeras filas de la reunión de la mítica formación de The Jayhawks con la vuelta de Mark Olson. Como si el tiempo no hubiera pasado, Gary Louris se escoró a la izquierda del escenario y cedió la parte central del escenario a Olson. Comenzaron con Wichita, a la que le siguió una arrolladora I’d run away, y con ellas volvieron esos legendarios juegos vocales y armonías que nos enamoraron de la banda.

Básicamente repasaron los discos Hollywood Town Hall y Tomorrow the green grass, como si los de Minneapolis no hubieran publicado nada nuevo desde 1995. De hecho esa fue la única nota negativa que le pondría al concierto, ya que nos resultó duro no poder escuchar alguno de los temas de los discos posteriores, sobre todo del fabuloso Rainy day music.

La banda mostró una gran compenetración sobre el escenario, se respiraba un ambiente especial entre ellos y apenas se percibía el largo tiempo transcurrido sin tocar juntos, y es que había mucha expectación por poder ver de nuevo a Mark Olson con la guitarra acústica y a Gary Louris con la eléctrica, acompañados del sonido tan característico del órgano de Karen Grotberg, y de los ritmos de Tim O’Reagan a la batería.

El final de la actuación fue sencillamente mágico, tocaron consecutivamente nada más y nada menos que Bad time, con diferencia la más festejada y ovacionada por los que nos encontrábamos allí, una maravillosamente estremecedora Blue y la enérgica Miss Williams Guitar, que puso el cierre a un tremendo concierto.

Nos dio tiempo para ir a ver la recta final de la actuación de los granadinos Lori Meyers, que cada vez tienen un mejor directo, aunque debo decir que no me convence en absoluto su decisión de tocar con dos baterías, que apenas mejoran el sonido de la banda ni le imprimen mayor contundencia de la que ya tenían.

En definitiva, hay que dar la enhorabuena a los organizadores del festival por contar en su cartel con una de las mejores propuestas en lo que va de año.

viernes, septiembre 05, 2008

Acordes Malignos. Calexico homenajea a Victor Jara

El nuevo disco de CalexicoCarried to dust” comienza con la canción “Victor Jara’s hands”, una hermosa pieza que recuerda a la figura de Victor Jara, y cuyo título hace mención a la amputación que sufrió durante la tortura a la que fue sometido por la dictadura de Pinochet. Al artista chileno le cortaron ambas manos, tras lo cual le dijeron: “A ver si puedes seguir cantando ahora”.


Victor Jara fue asesinado el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del levantamiento militar, pero sin ninguna duda su voz se ha escuchado y se seguirá escuchando para siempre.


El tema de Calexico incluye un fragmento cantado en español que dice así:

Me siento solo y perdido
Una vela alumbra mi camino
Cruzando tierras que nunca he visto
Cruzando el rio de mi destino
Solo soy un chico más
Que sueña en alto mirando al mar

Calexico nos brinda así un emocionante homenaje a uno de los mayores símbolos de la libertad durante el siglo XX, en un disco que recupera las melodías fronterizas que habían dejado de lado en su anterior entrega.

martes, septiembre 02, 2008

Acordes malignos. José Ignacio Lapido - Cartografía

Esta vez no seré yo quien comente la última joya de Lapido, aunque no me puedo resistir a contaros que lo nuevo del granadino está a la altura de su producción anterior (que no es poca cosa), es un disco que se balancea suavemente sobre medios tiempos exquisitos, del que destacaría En el ángulo muerto, una preciosidad donde el poeta eléctrico comparte con nosotros la soledad del compositor, una zona de nadie donde se conjugan el miedo, la intimidad y la ilusión de quien escribe impulsado por los ladridos de perros.






Sin más, os remito a la CRÍTICA realizada por mi hermano, que ha sido invitado para colaborar en el nuevo blog Los herederos de Martin Mcfly, que reune información sobre cine, videoconsolas, gadgets, etc. y por supuesto, música, y que debería convertirse desde ya en uno de vuestros sitios favoritos.

miércoles, noviembre 28, 2007

Visiones malignas. Once

A principios de los 90 apareció una película maravillosa, The Commitments en la que un grupo de músicos amateurs forman una banda de soul. Glen Hansard era el guitarrista de aquella formación ficticia y vuelve a interpretar a un músico en Once, que pese a ser muy distinta a The Commitments, guarda varios puntos en común: actores sin experiencia, temática musical, y una tremenda banda sonora.


Once responde a ese raro género de películas que, sin saber muy bien porqué, hace que uno no consiga quitársela de la cabeza. Seguramente sea porque gira alrededor de la música, pero un buen puñado de canciones no pueden ser suficientes. Debe haber más. Y lo hay.

La historia es muy sencilla: un guitarrista callejero que toca en Dublín conoce a una inmigrante checa (interpretada por Markéta Irglová) que vende flores en la calle y cuya afición a tocar el piano les anima a tocar canciones juntos. A través de este planteamiento, que también es desarrollo, contemplamos la relación que se establece entre dos personas totalmente corrientes, tan anónimas que ni siquiera conocemos sus nombres.

Antes de continuar es necesario advertir que ya a los diez minutos de iniciarse la proyección somos plenamente conscientes de que no vamos a presenciar una película de corte clásico, así que es imprescindible relajarnos y dejarnos llevar por una historia donde se presenta una acción entrecortada, que cede su espacio constantemente a las canciones.

La sensación principal que se desprende es una tristeza melancólica que procede tanto del recuerdo de antiguos amores con los que a veces nos sorprendemos soñando, como de la renuncia a sueños que se han alejado demasiado de nuestro punto de mira. Tampoco ayuda mucho a disipar esa sensación la relación imposible que se establece entre la pareja protagonista, cuyo amor es tan soterrado que al final nos queda la duda de si realmente llegó a existir alguna vez. Sin embargo también encontramos esperanza, de hecho es lo que obtienen el uno del otro, un estímulo para impulsar sus vidas hacia un futuro mejor.

Una de las bazas principales de Once reside en su magnífica banda sonora, compuesta en su totalidad por Glen Hansard, líder del grupo The Frames (grupo al que perteneció como bajista el director John Carney) e interpretada por el propio Hansard y Markéta Irglová. La música moldea el espíritu de la película, surgen canciones tristes y llenas de desesperación, joyas desgarradas de gran emotividad y capaces de sustentar el peso del filme.

En definitiva, se trata de una película diferente, rodada en ocasiones como si se tratase de un documental sobre la grabación de un disco, que nos permitirá disfrutar tanto de una buena historia como de las hermosas canciones incluidas en ella.

jueves, abril 12, 2007

Visiones Malignas. La vida de los otros.


Aleccionado por dos críticas muy buenas hacia la película y, porqué no decirlo, por haber ganado el oscar a la mejor película extranjera, me decidí por ir a ver La vida de los otros. La acción se sustenta sobre tres personajes principales, que transitan en el escenario opresivo y rancio que conformaba la Alemania del Este previa a la caída del muro de Berlín. Estos tres personajes se mueven en vidas muy distintas entre sí, y están unidos por la misma integridad con la que sobrellevan sus vidas.

En primer lugar tenemos a Hauptmann Gerd Wiesler, un capitán de la Stasi (policía secreta de la RDA) que desempeña su labor de forma intachable y con la convicción de hacer lo correcto, hasta que le ordenan espiar a un literato de reconocido prestigio, Georg Dreyman, que goza de una posición de privilegio y respeto pero está dispuesto a renunciar a su libertad para denunciar el alto número de suicidios provocados por el régimen totalitario. En último lugar está la novia de Dreyman, Christa-Maria Sieland, que se verá sometida a los deseos sexuales de un alto cargo del gobierno.

La dirección del debutante Florian Henckel von Donnersmarck es pausada, impone un ritmo lento a través del cual va mostrando los pequeños detalles que provocan la evolución de los distintos personajes, y sobre todo en el caso de Wiesler, nos ayuda a entender porqué se comporta como lo hace. Utiliza la cámara de tal forma que no nos damos cuenta de que está ahí, y el relato transcurre con toda naturalidad y sencillez, sin tratar de ocultar nada al espectador ni recurrir a retorcidos vuelcos de guión que normalmente no hacen sino subestimar la inteligencia del público.

Tanto los decorados como el vestuario consiguen recrear con gran fidelidad una época negra segada por la falta de libertad y la represión y donde era habitual espiar a cualquier persona sospechosa de ir contra el régimen.

La vida de los otros es una de las películas más impactantes del año, pese a que todo en ella es de una sobriedad exquisita. La sensibilidad poética con que se acerca a los personajes, la recuperación de unos hechos que se nos antojan tan inverosímiles pese a su cercanía en el tiempo, y un final de gran belleza hacen de La vida de los otros una razón por la cual aferrarse a la esperanza cuando ya no quede nada.

viernes, octubre 13, 2006

Visiones malignas. El laberinto del fauno

Guillermo del Toro escribe, produce y dirige El laberinto del fauno, que retrocede al año 1944 y sigue a un destacamento del ejército franquista que trata de extinguir los últimos vestigios del bando republicano que se encuentran agazapados en el monte. Al asentamiento del bando nacional llegan Carmen (Ariadna Gil) y su hija, una niña de 13 años llamada Ofelia (Ivana Baquero), que llegan para reunirse con el capitán Vidal (Sergi López), que espera impaciente el nacimiento del bebé que lleva en el vientre una debilitada y enferma Carmen.



A partir de ese planteamiento, el argumento se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado se relata el crudo enfrentamiento entre los nacionales, liderados por un malvado y despótico capitán Vidal, y los maquis, que forman un minúsculo número de combatientes del ejército republicano que malviven escondidos y continúan luchando sin ninguna esperanza en una guerra ya perdida, y que cuentan con la ayuda clandestina de una infiltrada Mercedes (Maribel Verdú), que es la encargada de los demás miembros del servicio de los nacionales.

Por otro lado la otra historia sumerge a Ofelia en un mundo de ficción a través de unas hadas que la guían a un laberinto donde conoce a un fauno que le revela que ella en realidad es una princesa que pertenece al mundo subterráneo, y le promete hacerla regresar a su mundo con la condición de superar tres pruebas antes del siguiente plenilunio. Cada una de las pruebas será más complicada que la anterior y Ofelia deberá concentrar toda su valentía y audacia para continuar hacia delante.

Todos los actores realizan una labor estupenda, desde la joven Ivana Baquero, que encarna la ilusión y la inocencia representada en una niña, hasta Sergi López, al que le toca el malo de la película y compone un personaje lleno de odio y crueldad que resulta detestable. Maribel Verdú demuestra que cuando le ofrecen un buen papel sabe estar a la altura, y Alex Angulo en su interpretación de un médico fiel a sus ideales. Ariadna Gil está simplemente correcta en un papel que podría haber dado más de sí.

La dirección de Guillermo del Toro resulta excelente y consigue una ambientación sombría y onírica para cada uno de los universos representados en el filme. Emplea planos muy estudiados y en las escenas del mundo de fantasía a veces sorprende con una colocación de la cámara que resulta muy original, lo que dota de entidad propia a las secuencias protagonizadas por la niña. Algunas de las escenas son muy duras y desagradables, lo que definitivamente convierte a la película en no apta para el público infantil.

El inicio es un tanto irregular, ya que la historia de la guerra concentra mayor interés que la historia fantástica, pero a medida que avanza el metraje la fábula va cobrando importancia hasta deparar los momentos más emocionantes que consiguen pegar al espectador a su butaca. El tono general es sombrío, tanto para el mundo real como para el de fantasía; a mi juicio ambos mundos están correctamente entrelazados y se superponen uno sobre el otro, aunque a mis acompañantes en la sala de cine les chirrió la alternancia de dos historias tan distintas entre sí.

El laberinto del fauno es un proyecto muy ambicioso con una arriesgada conjugación de argumentos del que podrían haber salido muy mal parados y sin embargo se constituye como una historia preciosa que logra apresar y conmover al espectador y que recrea una atmósfera que te transporta a otro tiempo y a otro lugar. Es una película especial, un hallazgo que desborda una magia y sensibilidad únicas capaz de erizar la piel a lo largo de su metraje. Es uno de esos amigos a los que acudir cuando te encuentras en horas bajas o esa canción a la que recurres cuando necesitas aislarte del mundo y sentir en soledad que no todo está perdido.

martes, octubre 03, 2006

Acordes malignos. Festival Ebrovisión 2006

Por fin llegó el 22 de septiembre que abría la nueva edición del Festival de Ebrovisión, así que viajamos hasta Miranda de Ebro dispuestos a disfrutar durante el fin de semana con Ocean Colour Scene y The Posies como cabezas de cartel, con la antigua fábrica de tornillos como testigo.

El Viernes únicamente asistimos a la actuación de Ocean Colour Scene. Era la primera vez que les veíamos en vivo, y ofrecieron un sólido recital del que salimos extasiados y maravillados. Los británicos mostraron brillantez, contudencia y sensibilidad, los tres aspectos que posiblemente mejor les definen.



A lo largo de algo más de una hora, la banda británica desplegó un impecable sonido, basado en el torrente de voz de Simon Fowler, las sacudidas eléctricas de Steve Cradock, y la enérgica batería de Oscar Harrison. Los tres miembros oficiales del grupo acudieron acompañados de un cuarto miembro que alternaba el órgano con la guitarra. Es destacable que durante un par de temas se alinearon hasta 3 guitarras acústicas sobre el escenario.

La actuación se basó en sus primeros discos, prácticamente ignoraron sus últimas entregas discográficas. El recital comenzó con ‘Hundred mile high city’, que también abre el magnífico disco ‘Marchin’ already’, del que también tocaron la marchosa ‘Travellers tune’, una emocionante ‘Better day’ y nos apabullaron con una tremenda y brutal ‘Get blown away’, que cabalgaba sobre un lento y continuo increscendo que iba cobrando intensidad hasta explotar en un clímax sobrecogedor; indudablemente ha sido la canción del festival.

No olvidaron su mejor disco ‘Moseley shoals’, que abordaron a través de ‘It’s my shadow’, las preciosas ‘The circle’ y ‘The day we caught the train’, y nos pusieron la carne de gallina cuando empezó a sonar el riff de guitarra de ‘Riverboat song’. Concluyeron el concierto con una potente versión del ‘Day Tripper’ de los Beatles que dejó a todo el público con ganas de más, aunque los ingleses no cedieron a las entusiastas peticiones de bis y no volvieron a pisar el escenario.

Tras finalizar los últimos conciertos acudimos a la Discoteca Orosco, donde se había programado una sesión de DJ Amable, el afamado pinchadiscos residente de la sala Razzmatazz de Poble Nou, Barcelona. No destacó por la originalidad de los temas pinchados, como Pulp, Pixies o Cornershop, sino por la increíble asociación de sonidos que fundían magistralmente una canción con otra. En la sala vimos a los miembros de Ocean Colour Scene y no nos resistimos a hacernos una foto con Simon Fowler.



Al día siguiente pudimos disfrutar de la jornada completa del festival. A primera hora de la noche comenzó a sonar El Columpio Asesino, quienes mostraron una actitud sobria y desplegaron un sonido autoritario y contundente. Obtienen sus mejores resultados en aquellos temas interpretados por el batería, como en la cruda y rabiosa ‘Edad legal’ y pierden interés cuando amansan y enfrían su sonido.

El sonido del grupo navarro se sustenta en su base rítmica, donde un bajo con ecos del 'Peter Gunn' de Henry Mancini culebrea y se desliza a través de una enérgica y hostil batería. Sobre ese armazón rítmico las guitarras sacuden latigazos que dan forma a una propuesta que comparte lugares comunes con Jesus and Mary Chain o los primeros Pixies, y que resulta necesaria hoy en día por su inquietud y valentía.

Sexy Sadie fueron los siguientes que aparecieron en escena, y se volcaron en la presentación de su último trabajo ‘Translate’, a pesar de la reciente noticia de su próxima separación. Esto provocó la decepción del público, que esperaba un repaso a toda su discografía a modo de despedida. La desilusión fue aún mayor a medida que avanzaba el concierto y los mallorquines evidenciaban una falta de intensidad y compromiso que devaluó definitivamente su actuación. La entrega del vocalista y líder Jaime García Soriano, fue insuficiente para un grupo que no logró conectar con el público ni transmitir magia a su actuación.

De su aclamado ‘It’s beautiful it’s love’ tan solo rescataron ‘You know that’s the way I like it’, que comenzó muy suave y fue adquiriendo fuerza a medida que avanzaba. Resulta justo destacar que se marcaron una formidable versión del ‘Sugar Kane’ de Sonic Youth, que en los últimos compases del tema emulaba sin ningún complejo toda la fiereza ruidosa de la banda neoyorquina.

Lori Meyers hizo su aparición ante la mayor cantidad de público congregado durante los dos días del festival; en ese sentido fueron los indiscutibles triunfadores del Ebrovisión. Como viene siendo habitual abrieron su actuación con ’Hostal Pimodán’, la canción que abre su disco homónimo. Durante el primer tercio de la actuación tuvieron cabida los temas que más les emparentan con el pop español de los 60, como ‘El aprendiz’ o ‘En sus nuevos zapatos’, que se concentraron en exceso y perdieron algo de interés.



La formación granadina se rehizo y con los primeros acordes de ‘La mujer esponja’ volvieron a levantar al público. Con el inicio de ‘Ham’a’cuckoo’ dio comienzo la parte más guitarrera de la actuación, a la que se unió la potente “De superheroes”. Y para finalizar, regresaron del obligado bis con una celebradísima “Viaje de estudios”.

Los nuevos miembros del grupo se han adaptado totalmente a la banda, y ofrecen un sonido compacto y firme en unas composiciones que unifican el pop más tradicional con propuestas más contemporáneas, lo que convierte a Lori Meyers en una de las bandas más interesantes del limitado panorama musical español.

Finalmente saltaron a escena The Posies, en forma de cuarteto con Ken Stringfellow y John Auer a las guitarras y voces, acompañados de bajo y batería. Los de Seattle comenzaron su actuación con toda la potencia de ‘Daily mutilation’, a la que siguió la increíble ‘Ontario’ que dio paso a mi predilecta ‘Please returnt it’, todas pertenecientes a su álbum ‘Amazing disgrace’. Este espectacular comienzo supuso toda una declaración de intenciones de lo que iba a ser su actuación, en una puesta en escena frenética con Stringfellow sin parar de moverse, escupir y saltar.

Fueron disparando sus misiles a toda velocidad, soltaron toda su rabia en ‘Everybodys is a fucking liar’ y todo su ímpetu en ‘Somehow everything’. El recital hallaba cierta pausa en los temas pertenecientes a su último disco ‘Every kind of light’ pero volvía a su naturaleza violenta con la descarga de la trilogía de canciones que abren ‘Frosting on the beater’ capitaneadas por una ‘Solar sister’ sencillamente genial.



Finalizaron el concierto con la preciosa ‘You are the beautiful one’, que alargaron y sobre cuya base rítmica los dos líderes del grupo comenzaron a cantar fragmentos del ’Bohemian Rapsody’ de Queen, del ‘Wonderwall’ de Oasis o del ‘Undone-The sweater song’ de Weezer, logrando el momento más divertido de la noche. En definitiva, fabuloso concierto de The Posies que nos atizaron una actuación de las que se recuerdan durante años.

Tras la actuación de Mendetz se dio por finalizada la edición del Ebrovisión 2006, un festival al que resulta un placer acudir, en el que no existen grandes aglomeraciones, se puede disfrutar de las actuaciones sin dejarse la vista en el empeño y se disfruta de un sonido que merece un comentario aparte. Y es que resulta sorprendente la limpieza y nitidez del sonido de la antigua fábrica de tornillos, que nada tiene que envidiar y en muchas casos supera al ofrecido por la salas madrileñas, sobre todo desde la triste desaparición de la sala Aqualung.

Mientras este Festival continúe con sus modestas pretensiones, sin masificaciones ni caos organizativos, y siga ofreciendo un nivel de calidad parejo al de las dos últimas ediciones, tengo la impresión de que volveremos a repetir la experiencia cada año.